lunes, 22 de junio de 2009

UNIVERSITARIOS 1

Cosas Pequeñas
Juan Antonio Nemi Dib


La bronca era previsible. El próximo 27 de julio, apenas dentro de 36 días, la Junta de Gobierno de la Universidad Veracruzana hará público si ratifica a su actual Rector y lo mandata para un nuevo periodo de gestión de 4 años o elige a otra persona para sustituirlo. El tamaño de la universidad –una de las más grandes del País—, su alumnado –más de 70 mil estudiantes, en todos los niveles y modalidades—, su presupuesto –equivalente al de seis o siete grandes ayuntamientos juntos—, su plantilla profesional –casi 6 mil docentes, de los que unos 800 pueden presumir en el currículum de un doctorado o su equivalente—, su presencia regional en el Estado –5 campus en 26 municipios, con 74 facultades, 22 institutos y 8 centros de investigación— y el prestigio académico que acompaña la trayectoria de algunos predecesores –Gonzalo Aguirre Beltrán, Fernando Salmerón, Rafael Velasco, por ejemplo—son, entre otros, los factores que explican el interés que despierta esta cuasi vacante laboral.
“La convocatoria para elegir o reelegir al rector de la Universidad Veracruzana no es un proceso político, razón por la que cualquier académico que reúna los requisitos puede aspirar” dijo el Rector, Raúl Arias Lovillo. Arias dejó en claro que “le gustaría continuar con el proyecto académico que inició hace cuatro años, siempre y cuando la comunidad estudiantil, académica y de investigadores así lo avale”. Agregó que este proceso-convocatoria, no es de ‘auto propuestas’, sino que un grupo de nueve académicos de la Junta de Gobierno revisará las proposiciones de la comunidad universitaria. "Y si ese grupo tiene a bien proponerme –dijo— pues es obvio que yo estoy preparado para darle continuidad al proyecto académico que venimos desarrollando hace muchos años".
“La figura del actual Rector de la Universidad Veracruzana tiene características positivas que permiten llegar fácilmente a la conclusión de que debe tener una nueva oportunidad de cuatro años para dirigir el destino de la UV; tiene una visión muy clara de lo que debe hacerse en la Universidad, y eso es suficiente para justificar su continuidad en la Rectoría”, dijo el Defensor de los Derechos de los Universitarios de la casa de estudios, Emilio Gidi Villarreal. Este respaldo no es poca cosa, tomando en cuenta que, además de prestigiado jurisperito con impecable historia profesional y muchas simpatías en el medio, el doctor Emilio Gidi fue el artífice y gestor de la autonomía universitaria.
Antes de que apareciera la Convocatoria de la Junta de Gobierno, el dirigente de los trabajadores académicos se pronunció a favor de la reelección de Arias Lovillo. El Secretario General de la FESAPAUV, Enrique Levet, dijo que el actual Rector “ha realizado un excelente trabajo, por lo que le deben permitirle reelegirse por un periodo de cuatro años a partir del mes de agosto”. Aseguró que “está haciendo un excelente papel, a tal grado que ha logrado resolver problemas que tenía la UV en el aspecto cualitativo. Pero sobre todo se ha avanzado en la consolidación del modelo educativo integral y flexible, que era uno de sus retos al asumir la Rectoría.”
Francisco Monfort Guillén piensa diferente. Formado en instituciones europeas de excelencia, autor de numerosas publicaciones reconocidas, agudo analista que recientemente concluyó su gestión como Secretario Ejecutivo del Instituto Electoral Veracruzano, dijo que “se tiene que pensar en una nueva concepción de lo que es la gerencia de la Universidad y lo que es un liderazgo que vea el futuro y que no quiera simplemente administrar el continuismo.” “Hasta ahora –afirmó— pareciera que el éxito o fracaso de la Universidad dependen de una sola persona, y yo estoy en contra de ese tipo de liderazgo porque quienes deben recibir el éxito de estos logros son los maestros y estudiantes. En ninguna universidad importante del mundo el rector es la figura central, sino los maestros, porque las universidades siempre tratan de allegarse a los maestros más capaces, con mayor prestigio y cualidades, aseguró. Mencionó que la permanencia de una persona por tantos años en el puesto es nociva para cualquier institución. “Si en todos los años que ha sido la segunda y primera autoridad no ha logrado una transformación seria de la institución, darle más años de poder es insano.”
Rafael Arias Hernández, ex Secretario Académico de la Universidad, ex Director General del Instituto Veracruzano de Cultura y responsable del Comité de Planeación (COPLADE) dice que la “Universidad Veracruzana está secuestrada en manos de sus autoridades, con excelentes sueldos y pocas obligaciones; las instituciones públicas no pueden estar secuestradas por pequeños grupos que les va muy bien". Hace un par de semanas le hicieron la entrevista que estoy citando y le preguntaron si buscará de nueva cuenta el rectorado, dijo que aún no había tomado una decisión pero que “haría un mejor trabajo que Arias Lovillo”.
En MILENIO se lee: “La diputada priísta Clara Celina Medina Sagahón comunicó que luego de que un grupo de estudiantes y académicos le ofrecieran proponerla como contendiente para la Rectoría de la UV, estaría dispuesta hasta a dejar la curul para llevar el proceso renovador a la casa de estudios. Esto en un segundo intento, ya que contendió contra Raúl Arias Lovillo hace cuatro años, junto con Rafael Arias Hernández, por lo que dijo que aceptó de inmediato. Dijo que su vida siempre se ha desarrollado desde la academia, por lo que como maestra de tiempo completo e investigadora de la UV y ex Vice Rectora, luego analizar la situación consideró que sería lo correcto contender.” De inmediato recibió el apoyo incondicional de su colega diputado Sergio Vaca Betancourt, de Convergencia: “ojalá que se le dé la oportunidad”.
El debate apenas empieza pero ya llegó al Congreso Local. El panista Jesús Remes Ojeda Remes Ojeda “acudió a la tribuna para realizar un pronunciamiento respecto del proceso de designación de Rector en la máxima casa de estudios… Denostó al destacado historiador Félix Báez Jorge cuando dijo: ‘Solía dormir o no estar presente cuando ocupó un puesto público federal’. Aprovechó su intervención para promover a la diputada local Clara Celina Medina rumbo a la Rectoría…, pero calificó el actual proceso de ‘Gorilismo, capaz de imponerse en una transición que no trae democracia’. También insultó la figura del historiador Enrique Florescano, a quien se refirió como ‘un maestro emérito y magnánimo’”. No fue muy lejos por la respuesta: la diputada Margarita Guillaumín, del PRD y otro del PRI le respondieron exigiéndole respeto a la autonomía universitaria. Alberto Olvera, destacado investigador de la UV, ha exigido al diputado Remes que se retracte y al PAN que fije su posición respecto de lo que considera un exabrupto que ofendió a los universitarios, al hablar de “gorilismo y prostitución”. Esto apenas empieza.
Al margen de las personas, los elogios y las diatribas, la Universidad tiene fortalezas y retos. Hablaremos de ellos la próxima semana.

viernes, 19 de junio de 2009

La margarita electoral

TIERRA DE BABEL
Jorge Arturo Rodríguez

¿Votar o no votar? ¿Votar en blanco, rojo, azul, amarillo o de tutifruti? O mejor hacernos de la vista gorda –¿podremos en un país con alto índice de obesidad?-, para que continúen y de una buena, digo, mala vez terminen de desinflarnos la vida, secándonos los bolsillos y pasemos otros muchísimos más a la lista de pobres y jodidos muertos de hambre. Pos de tanto bombardeo mediático, la verdad es que ya no sé ni pa’ dónde mirar, ni pa’ dónde ir y ni siquiera si quedarme quieto. ¡Ah qué pinche país! Y quien quiera por lo menos esclarecer tantito su mente al menos tan sólo para el próximo 5 de julio, no más acérquese a cualquier medio y ahí le dirán de qué lado masca la iguana; claro, todos dando sus razones, llevando agua pa’ su molino, y unos que otros en realidad con el afán único de reflexión. En mi caso, he leído una docena de notas, columnas y artículos que sólo con los títulos que a continuación transcribo quizás les sirva de algo a mis lectores fans: “Mi voto en blanco”, “Anular el voto”, “¿Para qué sirve el voto nulo?”, “Votar no/no votar”, “¿Votar? Yo, sí” y un considerable etcétera. Vaya, hasta desplegados, como aquel del Grupo Anulo mi Voto de Guadalajara, Jalisco: “Para políticos nulos no queda más que votos nulos”. El mismísimo Alejandro Martí y diversas organizaciones ciudadanas –razones les sobran- convocan al “Mi voto por tu compromiso”.
Ante el tsunami de atrocidades que vivimos, es necesario que gritemos, sólo que hay que tener cuidado. Porque, mientras, un grupúsculo de buitres nos están comiendo el mandado; digo, nos están desgraciando al país y poquito falta para que lo anulen, lo desaparezcan del mapa y tan sólo seamos… ¿qué seríamos? Poco menos que nada. ¿México desaparecido?
Por eso me uno a los que algunos -¿ya muchos?- piensan que es preciso y urgente la movilización ciudadana permanente, aparte del voto que queramos dar, pos eso es pedo de cada quien, porque como lo dijo Germán Dehesa, “cuando de votar se trataba, todo mundo (incluido yo) nos decía que la boleta era la gran herramienta de la democracia. Quizás lo sea, pero en este universo donde todas las opciones están degradadas y conducen a la frustración, la democracia tiene que ser anterior y deberá implicar el trabajo diario de los ciudadanos. Así pues, lectora lector querido, les diré lo que nos han dicho siempre: ya mero llegamos, pero todavía no; todavía falta un poquito. Necesitamos que en el horizonte se pierdan el arrabiado PRD, el sutil PAN y el intolerable PRI”.
¿Tons qué, mami? ¿Por quién votar? ¿O mejor anular? ¿Dejar caer las lágrimas de una margarita electoral que al deshojarla sólo nos diga realmente más pan con lo mismo, lo que todo México padece –que no vive- día a día desde hace mucho tiempo”. Porque como señaló Julio Hernández López, “el futuro de la vida pública nacional no pasará por las urnas (no ha pasado) ni los resultados electorales lo determinarán (no lo han determinado), sino por la capacidad de movilización y respuesta de la sociedad ante los abusos criminales de la clase política que ha secuestrado el ánimo cívico y la posibilidad de participación restauradora. Pero esa clase política y esas instituciones continuarán haciendo lo mismo que hasta ahora mientras los ciudadanos continúen sólo en la queja y la condolencia, criticando sin organización y cayendo en las trampas circunstanciales del color de su voto o de la anulación de una opción que en lo esencial está sabidamente anulada. Luchar a fondo, más allá de las urnas y contra la podredumbre política, es el único color posible en esta hora aciaga, hágase lo que se haga, en lo inmediato, con una papeleta devaluada y unos comicios desfondados”. Tan tan.
De cinismo y anexas
* El próximo 5 de julio chance invite a unas lindas mujeres de buen ver –aquí el color no importa-, y espero convencerlas para que en una obra de caridad desfilen sonrientes y chenchualonas por las calles de Xalapa para levantar los ánimos del electorado en el momento de su voto de cualquier color. Ah, espero también convencer a chicos de buen ver y, desde luego, a homosexuales, travestís, transexuales y demás; digo, pa’ ser democráticamente parejos. Y todos felices, por lo menos un día.
Hasta la próxima
jarl63@yahoo.com.mx

miércoles, 17 de junio de 2009

PALABRAS

Cosas Pequeñas
Juan Antonio Nemi Dib

“He oído todas las cosas en el
cielo y en la tierra. Y he oído muchas cosas
en el infierno.”
Édgar Allan Poe

Hay un ensayo maravilloso de Álex Grijelmo –“La seducción de las palabras”, se llama— que más pronto que tarde será reconocido como un clásico del análisis lingüístico. “El más inteligente de los monos es incapaz de hablar, pero el más estúpido de los humanos podrá hacerlo aunque se analfabeto, porque el habla forma parte de una esencia innata, y la adquisición del lenguaje, el primer aprendizaje, no tiene relación directa con la inteligencia”, afirma en el primer capítulo.
A él quería referir estas líneas, a su convicción, basada en los análisis de Noam Chomsky, de que “la capacidad del habla se debe a la dotación genética del ser humano y, como explican los psicolingüístas, en lo esencial está impresa en el genotipo de nuestra especie”. Según mis planes, utilizaría su tesis de que “…las palabras que oímos desde niños, que escuchamos a nuestros abuelos, que leemos y acariciamos, son cerezas anudadas siempre a otras, y aunque las separemos con un leve tirón de nuestros dedos, mantendrán el sabor de sus vecinas, nos enriquecerán la boca con la savia que han compartido y se han disputado” para celebrar la herencia genial que significa nuestro idioma.
Preví que me solazaría escribiendo sobre las palabras como vínculo, como factor clave de integración en la sociedad y como herramienta eficaz para el encuentro, el acuerdo, la conciliación y, en términos muy prácticos, para la buena convivencia –de padres e hijos, de hermanos, de enamorados y amantes, de colegas, de vecinos, de gobernantes y gobernados—, en suma, sobre la palabra como poderosa arma de bien, constructiva y útil para todos.
Dudé sobre abundar en las palabras fáciles, las falsas, las destructivas, las usadas con ligereza e irresponsabilidad, las que justifican y excusan en lugar de proponer y acercar, las que acusan sin sustento, las inciertas, las sinsentido, las que distorsionan, alejan, agravian, enconan y destruyen, las que se dicen, se dictan o escriben rápido y de corrido sin medir consecuencias, las que incluyen promesas sabiendo que no serán cumplidas, las que no podrían estar anudadas –como las cerezas Álex— con honor, honra, decencia, respeto, sinceridad, bondad, servicio, gratitud, afecto, equidad, justicia, lealtad, cooperación, mesura, diálogo, certeza, convicción, acuerdo, autocrítica, compasión…
No estaba convencido de profundizar en este último aspecto precisamente porque mi idea, surgida leyendo a Grijelmo, era el elogio de las “buenas palabras”, una oda del lenguaje en el sentido más humano de la palabra, el lenguaje confiable, lleno de contenido, el lenguaje que suma, el que nos acerca y que nos hace representantes de una especie presuntamente “superior” al resto, que nos permite compartir las emociones y los propósitos más íntimos, es decir, el lenguaje que propicia sueños colectivos que pueden convertirse en realidades, que anticipa mejores sociedades, más justas, más armónicas, con menos sufrimiento y con optimismo fundado, es decir, comunidades bien organizadas de mujeres y hombres justos, con esperanza y gusto por la vida.
En esas divagaciones –propias de cada fin de semana en que pergeño mis letanías— me encontraba cuando recibí el artículo de Pepe Ferrer. Su entrega se llama “Estado Subrogado” en clara alusión a la tragedia en la guardería de Hermosillo. Comienza así: “No son pocas las áreas en las que, por ineptitud, negligencia o corrupción, el Estado mexicano ha abdicado de su responsabilidad. Son porciones en educación, salud, trabajo, economía, seguridad e, incluso, tramos enteros de la administración pública convertidas en tierra de nadie. Mejor dicho, transformados en cotos de poder, cedido o arrebatado al Estado, en disputa o bajo el dominio y la ley del más fuerte. A la larga, sin excepción, son fuente de riesgo y acecho crónico para el Estado en su conjunto y de abandono, precariedad y permanente indefensión ciudadana.”
Su tesis parece irrebatible. “Estado”, como ente jurídico, también se refiere a los 3 niveles de gobierno y a los 3 poderes en su acepción republicana en interrelación con las personas, la hegeliana sociedad civil. Visto bajo esa perspectiva y desde cualquier ángulo que se le analice, México está en serios problemas en casi todos los ámbitos de la vida nacional.
La vida de las naciones es el resultado de grandes esfuerzos. Ningún país —presente o pasado— podría presumir, en mayor o menor medida, de una historia sin penurias, sin dolores, sin dificultades, sin llanto y sin problemas. Es cierto que unos la tienen más fácil que otros gracias a su ubicación geográfica, a sus recursos naturales, a los esfuerzos de su gente, a la creatividad y constancia, al sentido de innovación y a la habilidad para aprovechar oportunidades. Es cierto que, si de trata de medir niveles de desarrollo, unas naciones han sido más exitosas que otras en la construcción de oportunidades, en la protección de los derechos sociales y, por supuesto, en la consolidación de sistemas institucionales que funcionan y leyes que se respetan y se cumplen.
Pero también es cierto que esos éxitos se vinculan directamente a la voluntad de las personas, al deseo expreso de vivir en comunidad y hacerlo de la mejor manera posible: gozando de libertad, de respeto y de los medios necesarios para crear y crecer –como individuos y colectivamente—. Esto implica renuncias y compromisos: limitar excesos en el disfrute de los derechos para evitar que se conviertan en privilegios, cumplir íntegramente las obligaciones incluyendo impuestos, trabajo comunitario, etc. Sin la acción de la gente, las instituciones no pasan de ser engendros teóricos inútiles y las palabras, recipientes vacíos. En este escenario, queda claro que harán falta muchas buenas palabras para cambiar el rumbo y darle viabilidad a México. Aunque es obvio que, en medio de la tormenta, por sí mismas y sin hechos que las acompañen, las palabras sirven poco o nada. Parece que llegó el momento de hablar bien y actuar mejor.

antonionemi@gmail.com

martes, 9 de junio de 2009

De piratas, puercos, peste y elecciones

Tierra de Babel
Jorge Arturo Rodríguez

Razón tiene el monero Nicanor cuando uno de sus personajes lee el titular de un periódico y expresa que en México se pagan los más bajos salarios; a lo que otro le comenta: “¡Pero no dicen que también están los más altos salarios en gobernadores, funcionarios, diputados, senadores, los del IFE, etc., etc.!” Y la viejecita del puesto que vende los diarios afirma: “¡Y dejen de sus sueldazos… lo que ganan aparte con sus movidas!” Chin, pero la democracia va, esta democracia a la mexicana que se caracteriza por tener siempre los mismos actores, y si no, ahí están los parientes. Como lo asienta un artículo del suplemento “Enfoque”, de Reforma, “Diputados: fuero o impunidad: personajes con cuentas pendientes, parientes de gobernadores y políticos reciclables. Esa es parte de la oferta de los partidos en estas elecciones”. ¿A poco?
Pero contentémonos, no estamos tan mal; sólo sufrimos un poco de influenza, otro tanto de pobreza y un poquito más de corrupción e impunidad. Vendrán tiempos mejores, dijera mi abuelo ya muerto hace quince años. En realidad, el problema está allá afuera, en otra parte. Aquí en México, la vida es bella y el show debe seguir. No importa que vengan los mismos de siempre, o sus júniors, hermanos, esposas, amantes, cuñados y etcétera. Vaya, que “cuando uno habla de piratas, puercos y pestes, no está claro si se refiere a los que están ‘allá’, o a los de aquí adentro”. (La Jornada/13 de mayo/09).
Allá afuera, ¿los piratas regresan al escenario?, ¿los puercos atacan?, ¿una peste surca el mundo? Cómo se ve que no conocen México, donde desde hace mucho ha habido piratas –incluidos aviadores-, puercos y una peste provocada por ratas de dos patas –Camus se quedó corto-. Y en tiempos electorales, surgen más males, se presentan más brotes de enfermedades seudo políticas, como la “rabia paralítica” –donde no más se ladra pero no se muerde, porque perro no come perro- que se caracteriza por presentar síntomas nerviosos como trastabilleo al caminar, andar en círculos, falta de apetito y sed, postración y a veces la muerte. ¡Sí! Tal es el padecimiento de los candidatos a diputados federales en sus aburridas, por insustanciales, y mecánicas campañas. Pero ni ellos se la creen. Sólo son retoques digitales pa’ mañana mandarnos a la chingada y ahí se ven, ellos ganando un dineral, regalías, vales, movidas y demás. El teatro ya está instaurado, sólo faltan los actores marionetas… ¿Y el pueblo? Pos PAN y PRI; o lo que es lo mismo, pan y circo.
¿Qué hacer con este país?
Tal parece que aquí se vale todo y todo vale pura madre. ¿Qué hacer con este país? Ojalá el Vaticano emita “Diez Mandamientos para un Buen País”. Seguro que encajaría requetebién aquí. Pero, ¿quién los acataría? Quizás tan sólo el “No robarás ni de noche ni de día, sino todo lo contrario”.
Mi admirada Lydia Cacho, en su artículo “¿Qué hacer con este país?”, plantea: “Lo que sí sabemos es que si no nos informamos, no hay manera de indignarse y sin indignación sólo hay esclavitud y silencio. Cuando Televisa oculta en sus noticiarios las declaraciones de Miguel de la Madrid, o las violaciones de militares en Juárez; cuando vende silencio, lo mismo que noticias, nutre la crisis. Cuando nos quedamos sólo con la versión oficial nutrimos la crisis, alimentamos el miedo. Cuando creemos que persistir en mostrar a los poderosos corruptos es un circo inútil, les damos más poder para ser más corruptos. Cuando creemos que buscar la verdad es ser pesimista, o que criticar a un partido es ser partidista nulificamos el debate. Sí, habrá que seguir señalando, desentrañando la verdad, indignándose ante la violencia, la mentira oficial y la corrupción. Trabajar en cada espacio personal y comunitario es indispensable, pero no es sino con la búsqueda que se encuentran respuestas, alianzas, soluciones. Somos 104 millones de mexicanas y mexicanos, sólo 0.5% nos gobierna, pero la crisis y el miedo nos han hecho creer que nuestras vidas y nuestro futuro están en sus manos. ¿No es eso extraño?” (El Universal/18 de mayo/09).
No lo creo; es, sencillamente, cinismo crónico de parte de ellos y dejadez de parte nuestra. ¿Cuándo vamos a despertar?
De cinismo y anexas
* Ojalá a nuestros políticos y candidatos a puestos de elección, les apliquen siempre medidas para evitar la influencia, sobre todo que les pongan un tapa hocico pa’ que no anden tirando tantas promesas y tantas pendejadas. Dios nos agarre confesados.

miércoles, 3 de junio de 2009

"Tercer grado", ¿espejo de los mexicanos?

ERNESTO PARTIDA PEDROZA
EnlaceVeracruz212

Todos los miércoles por la noche se dan cita las luminarias del periodismo mexicano en Televisa en el programa llamado Tercer grado”.Joaquín López Dóriga, Dennis Maerker, Carlos Marín, Ciro Gómez Leyva; Carlos Loret de Mola, Adela Micha, todos ellos conducidos por Leopoldo Gómez. Tercer Grado es la conjunción de los egos del periodismo, todos ellos opinan, sentencian, condenan o absuelven.
Cada sesión se convierte en la defensa de los puntos de vista de los periodistas, la soberbia se monta sobre ellos, la humildad la han desterrado, nadie le pregunta al otro, ¿Cómo llegaste a esa conclusión? Y cuando lo hacen, no es para aprender del otro, sino para tomar elementos del otro para descalificarlo.
Lo que piensa cada periodista al inicio del programa es con lo que salen del mismo. No hubo ningún cambio de los puntos de vista, nadie pronuncia las palabras: “Tienes razón”, “Reconozco que estaba en un error”, “Gracias por abrirme los ojos”.Estas frases no existen en el diccionario de las estrellas del periodismo.
Por supuesto que estos periodistas famosos tienen todo el derecho de pensar lo que quieran, el problema es que sus puntos de vista se proyectan a sus públicos. Tercer grado está hecho a imagen y semejanza del pueblo de México. La gran diferencia entre el pueblo y estos periodistas es que estos tienen mucha información, misma que usan para fortalecer el pesimismo del pueblo mexicano. Piensan que la condición del pueblo mexicano no puede cambiar y curiosamente la gran mayoría de la población piensa lo mismo, es por esta razón que el pueblo no se mueve hacia un cambio, porque están convencidos de que no se puede.
Así como hay políticos que mandan al diablo a las instituciones, también los periodistas mandan al diablo a la filosofía, la sociología, la antropología y a la psicología. Al hablar de los problemas sociales pasan por alto a las ciencias sociales y terminan solo hablando del más alto nivel del chisme político que no edifica a nadie. ¿Acaso se edifica un gran país con este tipo de programas? ¿Qué es lo que le aporta Tercer grado a México?
La gran ausente en estos periodistas es la humildad y en su lugar se monta la soberbia que creen saberlo todo y terminan por condenar a todos los políticos que no hacen lo que debería hacer. Si sumáramos a todos los públicos de cada uno de estos periodistas, serían varios millones, mismos sobre los cuales se influye de forma determinante.
Si estos periodistas pusieran un poco de humildad en su trabajo periodístico, harían un gran servicio a México. Podrían aprender que la capacidad potencial de los mexicanos es mucho más grande que los problemas que padecemos, podrían vislumbrar que los problemas tienen solución y harían lo necesario, periodísticamente hablando, para encontrar las soluciones.
Los periodistas son testigos de que manera los partidos políticos no se pueden poner de acuerdo para resolver los grandes problemas que padecemos los mexicanos, pero estos periodistas tampoco se pueden poner de acuerdo en una simple mesa de discusión en la televisión, ¿con que autoridad moral pueden exigir que los políticos se pongan de acuerdo?
La virtud más importante que un periodista puede tener, no es la información que posee, sino la capacidad para hacer las preguntas sabias para a quien tiene las ideas que pueden llevar a solucionar los grandes problemas nacionales. Si tan solo pudiera darse un cambio en estos periodistas, estos podrían influir en el cambio de muchos millones de personas, mismos que pudieran llevar al cambio del país. Solo hasta entonces podríamos hablar del cuarto poder.
Hoy el cuarto poder se pronuncia y no sucede absolutamente nada. Una vez que ese cuarto poder cambie, solo hasta entonces los hombres y mujeres que ocupan cualquier posición del poder público se pondrán a temblar.
PROPUESTAS DE CAMBIO PARA “TERCER GRADO”
Dado que el programa tiene mucha difusión en todo el país y que está en la cadena más importante, es recomendable realizar varios cambios en su formato y en su contenido para contribuir a mejorar las condiciones México. La primera recomendación es que dejen de tratarse los temas de la agenda de la semana, dicho de otra manera, que se deje de tratar lo urgente para darle paso a los temas importantes, dejar atrás los temas del chisme político y darle paso a los temas de fondo, tales como la inseguridad, la corrupción, la pobreza, la impunidad, etc.
Sugerimos que los temas se centren sobre el diagnostico social de la realidad mexicana, sobre como es el México que deseamos y por último, de que manera podemos construir los puentes que nos ayuden a transitar de la escena real a la escena ideal. ¿Es difícil hacer eso?
Por último, sugerimos darle voz a los grandes estudiosos de la realidad social, tales como a los filósofos, a los sociólogos, a los antropólogos y a todos los que tengan algo valioso que aportar para la construcción de un México distinto. Los periodistas harían solo lo que deberían hacer a la perfección: preguntar con sabiduría para recibir las respuestas sabias de nuestros grandes hombres y mujeres de México.