lunes, 9 de noviembre de 2009

Los muertos de Calderón

El Dianche
Guillermo Manzano

El gobierno de Felipe Calderón es un gobierno genocida. Peor que el de Gustavo Díaz Ordaz en 1968. Mucho peor que el de Luis Echeverría con su guerra sucia contra la guerrilla de izquierda hace treintaytantos años. Este gobierno panista ha condenado a millones de mexicanos a vivir sin futuro, sin expectativas, sin ilusiones; es peor que una condena a muerte, es genocidio paulatino, lento, seguro, por partes, minuto a minuto…
Este año celebraremos a los muertos del desempleo: burócratas de tres secretarías de Estado que desaparecen por decreto. Más de 60 mil trabajadores (con sus respectivas familias) del Sindicato Mexicano de Electricistas. Por supuesto, también los 800 mil compatriotas que perdieron su empleo este año (según datos de la Coparmex) y por qué no, también celebremos a los millones de jóvenes profesionales que siguen en espera de la llamada telefónica para contratarse; tras haber dejado las suelas de varios pares de zapatos en un recorrido sinfín en busca del anhelo por obtener trabajo. Ellos son nuestros fieles difuntos de hoy. Estos son los muertos de Calderón.
Este año nuestras catrinas son las mujeres famélicas que viven en los cientos de cinturones de miseria que ciñen las ciudades. Las mujeres del campo que tratan a toda costa de sacar algo de la esterilidad de la tierra, porque sus hombres se fueron ‘al otro lado’ en busca de una vida mejor. También las catrinas son nuestras muertas por violencia. Violencia generada por la frustración, por la carencia de oportunidades, por ignorancia, por drogas, por todos los males que la ‘cultura del capital’, hoy llamado neoliberalismo, deja en cada una de las personas que toca. Nuestras catrinas son las adolecentes que no podrán tener su ‘fiesta de 15 años’, porque papá se quedo sin trabajo. Nuestras quinceañeras que no podrán viajar, porque el dólar subió su precio. Nuestras adolescentes que ya no podrán seguir estudiando, porque no hay dinero para la escuela (aunque en este país se dice que la educación es gratuita y obligatoria). Esas son nuestras catrinas. Estas son las muertas de Calderón.
Nuestros difuntos son fieles. Ellos no mienten, pero tampoco callan. Por eso nuestros difuntos son los miles y miles de muertos por no tener acceso a los sistemas de salud. Nuestros difuntos son los derechohabientes del IMSS e ISSSTE que murieron en espera ‘del pase’ con el especialista, aunque la muerte llegó antes y la trabajadora social ni cuenta se dio. Nuestros difuntos son fieles, porque jamás dejaron de ir a cobrar su paupérrima pensión, la que por cierto, no alcanzó para comprar un ataúd de pino. Nuestros difuntos son fieles, por eso esperan ‘las últimas investigaciones’ que determinen si la bala que los mató provino del narco o de la Policía Federal. Estos también son los muertos de Calderón.
El gobierno de Felipe Calderón es un gobierno genocida. Ha matado la esperanza. Pero hay un detalle que Calderón olvida: en noviembre, todos los muertos regresan y estos, estos también son los muertos de Calderón.