miércoles, 27 de mayo de 2009

Programa “Robemos a los xalapeños”

EZEQUIEL CASTAÑEDA NEVÁREZ

Me niego a aceptar que mi amigo Edmundo Martínez Zaleta, Director de Tránsito y Vialidad Municipal de Xalapa, sea quien esté operando el Programa que ya ha sido bautizado por los ciudadanos de esta capital como “Robemos a los xalapeños”, consistente en despojar a los propietarios de vehículos automotores con grúas que no son propiedad del municipio en operativos permanentes.
Me gana el afecto a Mundo y, además de eso, reconozco que su inteligencia y su experiencia en el servicio público es superior a cualquier consideración adicional que lo pudiera llevar a aceptar, mucho menos a encabezar tan tremenda agresión en contra de los ciudadanos xalapeños. Vamos, como que ni siquiera por obedecer órdenes superiores lo haría Mundo.
Tampoco me suena que David Velasco haya estado de acuerdo en tan grave agresión a sus gobernados, a menos que alguien hubiera sorprendido su buena fe asegurándole que el mencionado Programa de grúas y de infracciones podría ser una de las soluciones al grave problema vial que vivimos en la capital del estado, lo que es absolutamente falso.
Algo raro está sucediendo en el municipio que puede resultar de graves consecuencias para la autoridad municipal si no da marcha atrás en esto que a todas luces es un grave error.
Lo cierto es que, sea responsabilidad de quien sea, de unos días a esta fecha, atrás quedaron para los xalapeños los temores a la delincuencia organizada, al contagio de la influenza humana, al desempleo y a la guerra sucia de las campañas electorales, entre sus preocupaciones, porque, de repente, se vio en la ciudad un inusitado activismo que borró todo por parte de personal de Tránsito municipal y de alguna empresa privada, para hacer perdidizos cientos de autos que, supuestamente, se encontraban estacionados en lugares indebidos y aparecieron en un corralón.
Además de esto, como si se hubiese destapado la caja de Pandora, por todos lados se ha visto a personal de Tránsito municipal levantando infracciones a diestra y siniestra en una franca agresión a los ciudadanos xalapeños, en su bolsillo y en su tranquilidad, que alguien debe frenar ya, antes que lo hagan los propios afectados.
No existe mayor frustración para un ciudadano, que encontrar de momento que su auto no está en el lugar en donde lo dejó y, tras el susto, enterarse que este se encuentra en un corralón por lo cual tiene que desembolsar seiscientos pesos por concepto del puro arrastre si quiere recuperar su auto. Guardadas las proporciones, esto equivale a un secuestro, por el cual se pide rescate.
Enojo más que justificado cuando la infracción -en caso de que se haya cometido- tiene que ver con la imposibilidad de encontrar un lugar para estacionarse “legalmente” porque la autoridad municipal no ha sabido o no ha querido encontrar soluciones a este problema, como parece ser el caso.
Los hechos bien podrían encuadrarse en delitos que debe conocer la Fiscalía Especializada en Delitos cometidos por servidores públicos y, si como se dice, participa una empresa privada o personal ajeno al municipio, puede tratarse de delitos del orden común que puede significar cárcel para más de alguno, porque se usurpan funciones que corresponden únicamente al municipio.
No creo que David ignore, mucho menos ahora que estuvo de visita en la ciudad modelo de Curituba, en Brasil, que es obligación de la autoridad proporcionar los servicios necesarios para la actividad de los ciudadanos que, en este caso, sería un lugar para estacionarse.
La falta de espacios para situar los vehículos en Xalapa es un grave problema que no ha podido solucionar ninguna administración municipal por falta de capacidad y de imaginación de los gobernantes; principalmente, por falta de voluntad, que es la razón principal, porque Tránsito y Vialidad es uno de los giros negros de la administración municipal y, como todas estas áreas, representa utilidades adicionales con la simple aplicación de operativos o de programas como el de “Robemos a los xalapeños” de las que debe ser difícil sustraerse porque se quebrantan muchas voluntades por obvias razones.
Pero hay que considerar que estamos en Xalapa, ciudad culta que merece otro tratamiento a sus padecimientos, que no incrementen su carga.
Existen lugares para ubicar los vehículos en Xalapa; muy limitados, pero los hay, por si no lo saben los responsables de Vialidad; solo que hay que ubicarlos y marcarlos, para permitir legalmente el estacionamiento y, después de que se agoten realmente las posibilidades, iniciar los operativos sin que se cometan delitos.
Todos los conductores de Xalapa sabemos en donde están los lugares para estacionarse y cualquiera de nosotros se los podemos señalar a la autoridad municipal, para evitar que esta se equivoque como lo viene haciendo al castigar indebidamente, como si esto fuera la solución al problema, además de que se han incrementado las sanciones económicas, con la clara intención, creemos algunos, de alejar la posibilidad de que el ciudadano cumpla con el pago de la infracción y se vea obligado a realizar actos fuera de la ley, que le resuelven momentáneamente el problema en lo individual pero que deja el problema de fondo.
Ni una ni otra de estas acciones son las recomendables, cuando estamos en una ciudad culta que prefiere se construya ciudadanía a través de programas efectivos, serios, aplicables, viables, en los que los habitantes participemos convencidamente; no con asaltos en despoblado como los que se cometen con estos programas realmente delictivos, porque así no se construye ciudadanía.
Esa es la cuestión. Además, el horno no está para bollos.