EL CONOCIMIENTO
Víctor Corcoba Herrero/ España
Se dice, se comenta, es voz permanente, siempre lo ha sido, que nuestro futuro está vinculado a una economía basada en la sensatez. Sólo hay un bien: el conocimiento. Sólo hay un mal: la ignorancia.
Víctor Corcoba Herrero/ España
Se dice, se comenta, es voz permanente, siempre lo ha sido, que nuestro futuro está vinculado a una economía basada en la sensatez. Sólo hay un bien: el conocimiento. Sólo hay un mal: la ignorancia.
Es palabra de Sócrates. Como también es presente nuestra historia, que ahí está, por más que nos neguemos a beber sus lecciones, ofreciéndonos abecedarios para el discernimiento.
Con el saber se puede uno ganar mejor la vida, si en verdad, bajo ese penetrar en el universo de las luces, nos hacemos responsables. No descubrimos nada nuevo, cualquier tiempo pasado nos lo desvela.
Con la sabiduría tenemos la mejor ayuda para vivir. Tampoco revelamos novedad alguna. El mundo de las ideas continuamente ha sido un pasaporte de conquistas y triunfos. Lo que ahora viene sucediendo, aunque se nos venda que vivimos en la era del conocimiento, que unas veces movidos por la imprudencia del poder por el poder, otras por la irreflexión del cerebro estrecho, o por la misma soberbia del desconocimiento, resulta que se nos ha caído encima la mediocridad, con su legión de hombres serviles.
Sin duda la recuperación económica viene de la mano del conocimiento, pero no de teorías interesadas, sectarias, que atrofian a la persona y no le permiten algo tan básico como poder pensar por si mismo. El mayor cinismo del tiempo actual es decir que se trabaja por el bien común, cuando lo que se persigue en la mayoría de las veces es un interés individual o sectorial.
Sin duda la recuperación económica viene de la mano del conocimiento, pero no de teorías interesadas, sectarias, que atrofian a la persona y no le permiten algo tan básico como poder pensar por si mismo. El mayor cinismo del tiempo actual es decir que se trabaja por el bien común, cuando lo que se persigue en la mayoría de las veces es un interés individual o sectorial.
De nada sirve innovar en las empresas o invertir en las personas, si la formación que se transmite fomenta luchas sin sentido de unos contra otros, en lugar de afianzar lo que somos, ciudadanos dependientes.
O si la formación tiene una visión cerrada, irrespetuosa con el ser humano. Desde luego, no se está transmitiendo un auténtico conocimiento sin una profunda aceptación por el ser humano, sin una relación de pertenencia.
Por ello, tan importante como crear empleo es mantener los derechos de los trabajadores y la protección social. Expandir un conocimiento respetuoso con el individuo debe ser una estrategia prioritaria.
Será la mejor manera de combatir la discriminación y la xenofobia y de favorecer la integración social.
corcoba@telefonica.net
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